martes, 3 de junio de 2008

Soledad, ¿Castigo o tesoro?


No sé si será que tras vivir sola seis años he adquirido rarezas que en otras circunstancias no habrían brotado en mí, o que sencillamente me encontré a mí misma entre línea y línea durante los profundos diálogos conmigo misma.

Al principio casi que no me soportaba. Sí, has leído bien. Es difícil asumirse, aceptarse, escucharse... pero yo lo hice. Con el tiempo mi mirada hacia el exterior se volvió hacia adentro y logré encontrar cosas que no sabía que estaban ahí. Creo que fue en el momento en el que supe quien era. ¡Tal vez!

Lo cierto es que ahora, que mi vida ha cambiado, no me resulta fácil que entre nadie dentro de ese círculo cerrado en el que he vivido tantos años, me irrita la invasión de los otros en ese mundo paradisiaco en el que soy el centro, la dueña y señora. Protegida tras los muros de mi fortaleza, en el único lugar en el que mi voluntad tiene un peso vital. Un paraíso particular, en donde mi pequeño tigre y yo compartimos momentos de ensueño y magia. Mi casa.

Una parcela de estrellas con un inmenso jardín de nubesque cada día realizan un único e irrepetible espectáculo sólo para mí.

¿Castigo o tesoro? El ying y el yang de la vida. A veces uno y a veces otro. Sos las dos caras de una misma moneda que no podría ser completa sin ambas.

Y es que de todo se cansa uno cuando abusa, hasta de lo bueno.

La voz anónima del camino a la nada.

¡Viva la ley antitabaco! ¡Viiivaaaa!


¿Qué se puede esperar de una sociedad incongruente como en la que vivimos? Resulta que ahora, y desde hace 1 o 2 años. Ya ni me acuerdo. Tenemos una ley reguladora del uso del tabaco en los lugares públicos. Cómo vivimos en el país en el que vivimos... resulta, que yo que llevo más de 12 años trabajando en la misma empresa y jamás se había permitido fumar, ahora se fuma.

¡Viva la ley antitabaco! ¡Viiivaaaa!

Me considero una ex-fumadora compulsiva. ¿Qué significa eso? pues que desde que dejé de fumar me da un asco atroz el olor a cigarrillo. ¿Pero ahora qué? Pues nada, que las leyes se hacen para ser incumplidas y que donde hay patrón, no manda marinero así que a currar, a tragar nicotina y a callar.

La voz anónima del camino a la nada.

OK No me subas el sueldo, no me des las gracias, pero, por favor, no me des patadas en el culo


Lo cierto es que, laboralmente hablando, nunca sabemos lo tontos que podemos llegar a ser.

Te echas a la espalda toda la presión y la aceptas como tuya. La vives, la sientes, a veces tu salud se resiente. Ansiedad, dolores musculares producidos por las eternas angustias. No llego, tengo que hacer... y antes de irme también... y me llevo a casa... y el sábado ya pensaré en mi sofá que hacer con este otro tema...

Pasan años, más años, la situación empeora. Si puedes hacer 100 cosas puedes hacer 10 más y 20 y 30... ya son 200, pero tú puedes.

Entonces un día tropiezas y te rompes una pierna, ni una baja en 20 años, ni una queja incómoda en tu currilulum. Únicamente algún cabreillo inocuo y alguna palabrotilla oportuna. Nada de gravedad trascendente. Pero llega el día de la "mala pata" y ¡zasssss! ¡Nooooooooo! "Control Z" "Control Z" "Control Z" Tú no puedes tropezar. ¡Por Diosssss! Si ni te vas a tomar café, si te han cosido a la silla ¿Cómo es posible que tú puedas tropezar? ¿Dónde? ¡Ufff!

¿Y ahora cómo va a seguir la empresa adelante? ¡Crisis! Y tú en casa, con la pierna en alto y un dolor de muerte. Un ataque de ansiedad. -Doctor por favor que me corten el pie ya, pero por favor, debo de ir a cumplir con mi trabajo, mis comprensivos jefes que me quieren tanto, me necesitan. ¡Me falta el aireeeeee! No puedo respirarrrrrr.-

Tras unos días tu teléfono deja de sonar. Te imaginas que ya han aceptado lo inevitable. Que no puedes ir a trabajar. -¡Qué paz! ¿Qué raro no?- te preguntas.

2 meses y tu pie está como nuevo. -¡Huy! No conozco a la chica que está sentada en mi mesa. ¿Maripili? ¡Ahhh! Pero... ¿está en mi ordenador?. Bueno, es normal, yo no he estado. Pronto volverá todo a la normalidad-.

-¡Quéeeeeeeeeeeeeee! 2000 euros al mes? pero si acaba de entrarrrr, si yo llevo 20 años y gano 900 desde que entré. ¿¿¿Que no se ocupa de los clientes de Aranjuez??? ¿¿¿que me espera trabajo atrasado de 2 meses? ¿¿¿que ella no lleva cajas???? ¿¿¿que sale a las 3??? ¿¿¿que yo acabaré en mis horas extras no remuneradas lo que Maripili NO TENGA TIEMPO DE ACABAR???

CARTA DE PETICIÓN A RECURSOS HUMANOS: -Estimados jefes, necesito salir mañana día 32 de febrero 20 minutos antes de que llegue mi, inalterable en 20 años, hora de salida, porque tengo un tumor cerebral y me tienen que hacer una intervención quirúrjica y no me da tiempo a llegar al hospital a las 5 en punto, hora de mi ingreso. El presente documento queda firmado por quintuplicado por toda la jerarquía de la empresa en pleno, incluida una sexta en fotocopia, para entregar en persona a Maripili, y todas debidamente selladas por el neurocirujano que practicará la intervención. Espero respuesta a dicha petición lo antes posible para poder confirmar mi disponibilidad.

Atentamente su eterna servidora.-


«Estimada empleada, hemos tomado la decisión, tras una larga deliberación, de no concerle los veinte minutos solicidatos en base a que... Maripili va a hacerse la manicura a esa misma hora y necesitamos que usted se quede de guardia. Un cordial saludo del departamento de recursos humanos y la dirección».

-Dr. Dr. Cuando opere corte a la altura del cuello por favor.

¿Amigos? será mi Karma


Lo poco que puedo decir, como incurable idealista que soy, es que la amistad es un profundo sentimiento de fidelidad, solidaridad, sinceridad..., amor incluso, hacia otra u otras personas. Recíproco, o debería de serlo, para poder conservar los valiosos secretos mutuamente guardados así como los sentimientos de seguridad y protección que alguien, que conoce y ama tu alma, te da.

La realidad es bien distinta o al menos en mi caso. He pasado por casi todas las circunstancias en las que aquello de haz el bien... va en detrimento de tu futuro.

Por alguna extraña razón a lo largo de la vida me acompaña la misma sensación respecto a "los otros" y no hablo del film de Amenabar, me refiero al resto de la especie humana a excepción, claro está, de mis padres, abuelos y (se acabó la lista).

Podría narrar la interminablemente lista de traiciones y mentiras, de tretas miserables y otras cuitas a las que he sido sometida por los susodichos "amigos" a lo largo de toda mi vida. Pero tiempo al tiempo. Hoy voy al grano.

La última anécdota que voy a contaros, es cuando me cruzo por la calle, por casualidad, con "mi gran amiga de la infancia" vecina de mi barrio, compañera de mis primeros años escolares, camarada de juegos y confidente de los primeros pasos por el mundo.

La voz anónima del camino a la nada.

Cuando la enfermedad trunca tus planes


Es curioso, vivimos sin pensar que podemos perder la salud, sin darnos cuenta de que tenemos un ilimitado número de opciones y alternativas para escoger, infinitos caminos y posibles proyectos que llevar a cabo, y que a veces no tomamos cuando podemos.

Un día, se acabó. El diagnóstico de una enfermedad grave borra en un sólo instante toda nuestra vida y nos vuelve pasado. Un segundo que nos altera la existencia para siempre y nos cambia totalmente las prioridades que primaron nuestra vida y lo reestructura todo.

Un reinicio de sistema no deseado, que borra de nuestro disco duro las cosas inútiles que se grabaron y nos devuelve a lo único que de verdad importa. A lo que teníamos olvidado. A quienes somos en realidad. Sin tapujos ni engaños y sin mucho más tiempo.

Pero, ¿porqué no podemos ver qué es lo que de verdad nos importa antes de llegar a este trance sin retorno?

Es claro que en nuestro funcionamiento casi perfecto, somos totalmente defectuosos. Como si un cromosoma absurdo estuviera siempre presente y nos minara la realidad una vez tras otra. Perdemos el tiempo en preocupaciones absurdas, en peleas sin importancia que nos quitan energía.

Meditemos hoy sobre quiénes somos y qué esperamos de nuestra vida, sobre lo que tenemos y lo que realmente necesitamos, antes de que lleguemos al final del viaje y descubramos que ni fuimos, ni llegamos a ninguna parte.

La voz anónima del camino a la nada.

Camino a la nada


No sabes quien soy. Yo tampoco sé quien eres tú. Ni siquiera sé que estás ahí, pero voy a aprovechar la libertad que me brinda este medio para llegar a ti, para hacerme un hueco entre tus pensamientos con mis letras. Vamos a charlar en intimidad.

Bienvenido al que será a partir de ahora nuestro espacio. Sí, he dicho nuestro, porque desde el momento en el que llegaste y te sentaste a leer, lo hiciste nuestro. además te invito a que hablemos, si se te antoja algún comentario, por favor, no lo dudes. Háblame. Estaré encantada de compartir el espacio contigo.

Este es el comienzo y ya empiezo a sentir cierta paz...


La voz anónima del camino a la nada.