jueves, 23 de diciembre de 2010

¿Orgullo o resignación?



Una duda existencial me asola.


He de decidir si llevar como estandarte el orgullo y dejar atrás lo que más he amado en mi vida, o tragar saliva a la vez que el dichoso orgullo e intentar acercarme de nuevo a la persona que tanto amo.


Qué he de elegir, quedarme con mi orgullo y vestirme de resignación o luchar con todas mis fuerzas y poner un clavo en el lugar vacío que quede tras tirar por el viaducto mi resignación.


A día de hoy, creo, que si el amor es verdadero no cabe orgullo y si el premio puede ser llegar al corazón del ser amado, no dejaré que la resignación me aflija en ningún caso.


He decidido morir luchando antes que vivir con la bufanda de la resignación estrangulando mi alma. Porque así me siento, estrangulada. Recordando sus ojos, recordando cada una de sus palabras y anhelando coger su mano y sentirle a mi lado.


Aunque lo más normal que puede suceder es que me quede sin él y sin mi orgullo, pero al menos tendré la satisfacción de haber decidido luchar por él y será lo único que me acompañe en la derrota.

La voz anónima del camino a la nada.