viernes, 11 de julio de 2008

Para qué escuchar a esos viejos arrugados



Es muy triste reconocerlo, pero vamos caminando como burros por la vida.

Si escucháramos más, si preguntáramos más, si prestáramos mayor atención a los mensajes que nos dan nuestros mayores podríamos evitar tropezar en muchas de las piedras que encontramos en nuestro camino. Se trata simplemente de la evolución lógica del ser humano. Que los que llegan primero avisen a los que vienen detrás ;)

Deberíamos abrir los ojos y los oídos y estar atentos a los consejos de los que saben más que nosotros, es muy efectivo. No digo que se haya de hacer todo lo digan los demás, o que haya que repetir paso a paso lo que se nos va dictando. Pero tomar buena nota de las experiencias ajenas, sobre todo de las negativas, nos ayudará a tomar correctamente futuras decisiones y a sopesar con más claridad los riesgos que debemos asumir en la vida.

Digamos que deberíamos tomarlo como una información adicional a tener en cuenta, simplemente para ayudarnos a dicidir correctamente.

Somos parte de una sociedad en la que prima la juventud sobre todas las cosas y todo el mundo busca el elixir deseado de la eternabelleza quepueda manternos en la brecha más tiempo. Un elixir milagroso que nos ayude a burlar el paso de tiempo por nuestros rostros. De modo que bienvenidos a la era del pilates, del botox, de los cirujanos plásticos... Una era en la los "mayores" son rechazados y relegados a la trastienda,  en todos los contextos: en el trabajo, en la familia, en la vida en general.

Si comparamos la nuestra con otras sociedades, supuestamente retrasadas, como la china, la árabe, etc. en las que el respeto a los mayores es uno de los pilares en los que fundamenta todo. Se les escucha, se les respeta y toda la familia gira alrededor de la sabiduría de sus mayores. Los proteje como a frágiles niños ensus momentos en los que vuelven a ser vulnerables físicamente, pero los continúa venerando por su inestimable experiencia.

De los ancianos se desprende el don de la paciencia, nos enseñan a ver las cosas que son verdaderamente importantes. Ellos son los que transmiten los valores fundamentales de generación en generación. El bastión del mundo.

Pero ahora en occidente los jóvenes y adolescentes piensan que los "viejos" son unos indeseables, con sus profundas arrugas y sus achaques, se sienten tan poderosos porque sus rostros aún no muestran los caminos del paso del tiempo. Se sienten fuertes y no admiten las charlas de esos carcamales inútiles que no les aportan nada porque piensan que saben tanto que no necesitan el consejo de nadie, o aún peor, la sabiduría de nadie.

Realmente esto que sucede es bien triste, cuando ahora la longevidad es uno de los malos karmas sociales de la época. Vivimos demasiado. De modo que seremos ancianos mucho más de la mitad de nuestra vida.

Cuando miramos a un anciano tenemos que ver al adolescente que lleva dentro. Verle sin sus arrugas, sin sus ojos cansados, sin sus cabellos blancos. Imaginarlo correteando tras una pelota o gritando como loco en un concierto. Tenemos que ser realistas y darnos cuenta de que dentro de un suspiro nosotros seremos ellos y también llevaremos dentro al niño con el que nacimos, al adolescente con el que crecimos y que nos acompañará siempre.

Desde que hago esto ya no tengo prejuicios con las personas mayores, ya no veo que son diferentes a mí, son un yo dentro de un rato. Y mi manera de escucharlos también ha cambiado. Ahora los oigo.

Niños eternos, precoces ancianos. ¡Extraña era la que nos ha tocado vivir!

Hasta pronto amigo desconocido.

La voz anónima del camino a la nada.