viernes, 14 de enero de 2011

Sobre el manto negro que lo cubre todo

Hay quien asegura que hay un manto negro que está cubriendo al mundo. Yo también lo creo, pero tengo un atisbo de esperanza.


Es obvio para todos que hay una serie de resultados que parecen salidos de la nada y que están sucediendo a lo largo y ancho del mundo, sin prisa pero sin pausa, y que nos está afectando a todos de muchas formas, por no decir, que nos están afectando de todas las manera posibles.


La crisis económica, el dominio que tiene sobre nosotros la televisión y los medios de "desinformación", las realidades virtuales que están dejándonos medio tontos y confusos con respecto a la realidad. El egoísmo, el consumismo sin límites. Una sociedad podrida que sueña con la eterna juventud, con un culo de ensueño o en pedir unas nuevas tetas para los Reyes Magos: «2x1 oferta especial de Navidad».


Los graciosos de la tele, las películitas españolas, culos, tetas, coitos... sexo ante todo, sin eso no hay taquilla... vamos a hacer reír a la española, añádele un porrete, un poco de alcohol y quince palabrotas y los tenemos "aborregaos y escojonaos" un par de horitas. Eso sí que es humor nacional.


Ala, a follar sin consecuencias, un pildorita, un preservativo o a tirar el bebé a la basura y así borrar la huella de lo que pasó aquel ratito de gustirrinín sin consecuencias. Qué bien para los adolescentes, follar sale gratis, las cosas que se hacen, o no se hacen, no tienen ningún resultado desagradable que no pueda borrar un político de mierda con su ley, un médico sin escrúpulos o unos papis comprensivos con una buena cartera.



¿Y con los ancianos? solos, aislados, enfermos y sus familias inmunes. Incluso de vez en cuando noticias de que les han abandonado en la calle para poder irse de vacaciones. Y claro, que esperar, si lo hacen con su propio padre, ya es de imaginar lo que el puñetero ser humano puede hacer con sus animales. Esos seres de segunda que no importa maltratar, abandonar, tirar a una alcantarilla o dejar atados con una correa en la puerta de un supermercado hasta que lo lleven a sacrificar o muera de pena y de hambre... y a la vuelta de las vacaciones, ¡Oh! qué loro más bonito ¿lo compramos? ya nos lo cargaremos más tarde. O lo soltaremos en el parque, o lo ahogaremos en la pecera... y otro juguete para divertir al niño que los millones de juguetitos carísimos que tiene ya no le llenan.

¿Y la violencia machista? estamos viviendo una de las épocas más negras. ¿Acaso el hombre ha dejado de ser hombre y se ha vuelto diablo? Pues sí. Parece que los negros planes que llegan desde el abismo de los tiempos están alcanzando el límite de su tiempo.


Pues yo abogo por una esperanza...


He meditado mucho en cuanto a este tema y he encontrado una única solución posible: El amor


Nada ni nadie puede hacer nada contra el amor si es verdadero. Amor a los nuestros, a los otros... Amor a este mundo, a la vida, a todo y luchar por él. Es la única pieza, de este sórdido ajedrez, que podemos mover para equilibrar la balanza.




Porque de no ser capaces de encontrar el amor que yace dormido en lo profundo de nosotros mismos. Estaremos en jaque y ellos, habrán ganado la partida final.



La voz anónima del camino a la nada.